TORO ABRILEÑO, CEREZO EN FLOR
(Intrahistoria de un poema y un calendario)
¿Se puede realmente
explicar un poema? ¿Se puede explicar el perfil del agua
que corre? En el instante de la composición se pueden pensar muchas cosas. Se
piensan muchas cosas, pero cuando alguien nos pide que expliquemos eso que
hemos escrito, uno se da cuenta que cada explicación cambia, adquiere matices
diferentes, tal vez inconscientes, dependiendo de la persona a la que se lo estás
explicando.
Este poemita: TORO ABRILEÑO, CEREZO EN FLOR, es un poema
tan simple que no merecería la pena explicarlo si no fuera porque marca toda
una vida.
Toro abrileño,
cerezo en flor.
Vida que acaba
en un estertor.
Sangre derramada,
pétalos al viento
de tu amor.
Toro abrileño,
cerezo en flor.
Estocada del tiempo
para un resplandor.
Ojos que miran,
alma que siente.
Sigue la vida
en el corazón.
Tokyo 28-10-2000
Este es el poema.
El nacimiento, nacimiento directo, viene producido por una llamada de teléfono.
La Embajada de España llamó a Tozai Bunka Centre, centro cultural donde tengo
mis clases. Su director en ese momento no se encontraba en Japón. Era una
llamada urgente. En la Embajada habían recibido un vídeo de la TV. Asahi. Era
un programa sobre toros. Un programa de mediados de los años 70 que querían
reponer, esta vez en versión TV. Digital.
Si bien el programa en sí no se podía cambiar, sí se
le podía añadir algún comentario. Era necesario que fuera un español y que pudiera
expresarse con soltura en japonés. Me mandaron una copia del programa en video.
Se le añadieron los comentarios...
No voy a entrar a
valorar el programa porque sería prolijo y tal vez muy duro para con quien lo
hizo y otras instituciones informático periodísticas. No viene al caso. Sólo
diré que el programa en sí no me gustó. Añadiré que la relación directa con el
poema viene de uno de mis comentarios hacia la cultura japonesa: "En los primeros
años de mi estancia en Japón me parecía un absurdo esa cara embobada que ponen
algunas personas a la hora de mirar los cerezos en flor en el mes de abril.
Absurdo, estúpido, casi de gente a la que le falta un dedo de inteligencia, si
se me apura. Pero hete aquí que un día, así, como por asalto a la conciencia,
me quedé plantado y pensé: "¡Eso es! ¡Toros!"
¿Toros y cerezo
en flor? No se ve la conexión por
ninguna parte. No es de extrañar. No estamos hablando de fotocopias de cosas, no
estamos hablando de superposición de objetos. Estamos hablando de sensaciones
sacadas a flor de piel, sugeridas por la contemplación reiterada de los cerezos
que florecen, se van y vuelven a florecer, y del toro que muere para mostrarnos
lo que debe ser el valor ante la vida.
Aquí vendría ahora
la explicación del contenido del poema y su derivación hacia calendario , pero
antes de eso vamos a pasar a ver otro poema que escribí en su día.
LA VIDA, LA PLAZA,
EL TORO
Líneas trazadas
en la roca
dirigen la vida .
-Contra ellas-
Como el toro
embiste el burladero,
en el anillo cruel
que le atormenta.
Como el toro
pasamos por la vida
rompiendo lanzas
con rumbo a nuestra
estrella.
Como el toro, cruel
destino,
desgastados en
redondo
de la plaza.
Como el toro
rompiendo las estacas.
Como el toro
rompemos nuestros
nervios
buscando una salida
al vacio mortal
que nos envuelve.
Hoy como ayer
ayer como mañana,
buscando siempre el
infinito.
Aglutinando fuerzas
que se gastan
alrededor de la
plaza
mortal ya dibujada.
Destino que
encuentra su final
donde partió.
Anillo
inconfundible de la vida,
hastío que se
arrastra,
deseo inacabado
del futuro que se
escapa
en las manos no
vividas.
Vida que vivimos a
raudales
de miseria
en la tarde mortal
de un destino
ya marcado.
¡Compañeros, amigos,
hermanos!
No podemos dejar
hundirse el barco,
no podemos dejar
escaparse la vida.
El 11 de enero del
2001 se cumplieron los 19 años de mi estancia en Japón. Este poema, aunque no
tiene fecha, es anterior. Puede tener 23 ó 24 años. No importa. Mejor o peor es
un poema de juventud. Viéndolo desde la atalaya del tiempo, lo único que ha
cambiado son los matices de interpretación, pero en lo esencial sigue siendo válido.
Como el toro
pasamos por la vida
rompiendo lanzas
con rumbo a nuestra
estrella.
El toro en la plaza
de la vida busca su destino, busca su respuesta a la vida, al por qué está allí,
pero no huye.
Como el toro
rompemos nuestros nervios
buscando una salida
al vacío mortal
que nos envuelve.
El toro sabe que va
a morir, como nosotros. Y nosotros también, como el toro, buscamos una salida,
una respuesta a este vacío mortal, al sentido de la vida, porque:
destino que encuentra su final
donde partió.
El principio, salida del túnel oscuro hacia la luz,
es el final, entrada en el túnel oscuro de la muerte.
Más allá de la barrera, más allá del túnel ¿qué hay? Entramos en un tema difícil y delicado. Unos dirán que
no hay nada, el vacío, la oscuridad, la Nada. Otros dirán que la Otra vida.
Dios o cualquier Ente parecido según cultura y religión.
En un librito escrito en Japón y no publicado,
escribo lo siguiente:
Flor de tu boca
Instante
Entre dos
eternidades.
Al releer este
poemita que estaba en mi mente cuando intentaba explicar el del TORO ABRILEÑO,
descubro que el primer verso lo tenía confundido: Yo siempre decía : La vida /
instante /entre dos eternidades. En el poema no es la vida, pero sí puede ser
una metáfora de la vida: el beso.
Entre vida y vida, entre beso y beso hay dos
eternidades. Dos oscuridades, como la del toro antes de nacer a la luz de la plaza,
y después de salir muerto de la misma.
¿Y cómo nació el
calendario? Una vez terminada la grabación del programa de tv. mediados de
octubre, aquella frase sobre los cerezos seguía dando vueltas en mi cabeza. El
28 de octubre, no me pregunten la hora ni el lugar, pero lo cierto es que el
poema salió así, de un tirón. Generalmente a esto se le llama inspiración. Sí, porque
la explicación viene después. Pero yo me atrevería a llamarle parto. Porque si
vemos la conexión con otros , mejores o peores es cosa aparte, escritos mios,
se podría decir que es el resultado de una corriente de pensamiento que viene
desde antiguo.
Y como por inspiración surgió la idea de pedirle a
Majo Yoshimura que hiciera un dibujo que
representara la idea que reflejaba el poema. ¿Fue
inspiración o resultado lógico de otro proceso paralelo? Hace unos meses una
amiga sufrió un accidente y yo le di un vídeo para que enseñara a su amiga, con
la idea de que viendo ese video intentara animarse, y como el toro, intentara
luchar hasta el final por su rehabilitación, aunque , como el toro, intuya que el
único final no es otro que la muerte. Tiempo después un programa sobre Mari Paz
Vega, torera española en NHK impresionó mucho a Majo desde muchos puntos de
vista. Unido todo ello a su sentibilidad artística, el parto de la idea de
pedirle un cuadro para el texto no era una casualidad.
En mi mente estaban estas pinturas típicas japonesas
sobre las que se escribe un poema en caracteres de origen chino, aunque con alfabeto
me parecía imposible dar vida al poema con el mismo aire.
Un día Majo se nos presentó en la clase con varios
diseños. Todos los componentes de la clase nos quedamos con la boca abierta. Un
toro embiste a unos cerezos , parecen tres, que forman casi un círculo, plaza
de toros, y del toro brota la sangre que se desparrama con el aire, de los
cerezos se desparraman los pétalos que se juntan con ella en la parte baja
confundiéndose.
Entre los cerezos, una parte rosada más intensa viene
a asegurarnos la existencia del camino hacia la salida. ¿La
muerte, el más allá que busca el toro, que buscamos todos? Perfecto. Soló un
verdadero artista tiene capacidad de interpretar lo que hay detrás de las palabras,
a veces tan volátiles,abstractas. Gracias maja Majo.
En ese mismo instante le lanzo a otro de los compañeros,
el Sr. Morita: "Y este señor nos hará un calendario". Como diría un
castizo: "Si lo dije en serio, que venga Dios y los vea". Yo sólo puedo
asegurar que no pasaba de una broma más o menos simpática, cuya intención no
era verdadera. Un calendario, que cuesta diseñarlo, que cuesta un tiempo, un
trabado, un dinero. ¡Ni soñarlo!. Pero los sueños, aunque
a veces no existan, se hacen realidad.
Ese día quedó todo
en risas y bromas, pero al poco ¿dos semanas?, creo
recordar, la Sra. Morita dice de pronto: ¡Es posible hacer
un calendario! ¡¡¡Quééééé!!! Todo ello hay que relacionarlo con el trabajo
del Sr. Morita. Acción de voluntariado. Cada año se hace un calendario, este año
le ha tocado a éste. No cuesta un yen. ¡Que tanta gente
pueda leer el poema, ver el cuadro y reflexionar sobre su contenido...! Y nació
el calendario. En todos los que contribuyeron directamente o sólo con consejos
o comentarios ha quedado la sensación de que es "Nuestro calendario".
Y lo es.
El Sr. Morita empezó
a repartirlo en enero. Más éxito no se puede pedir, aunque entre las personas
que recibían el precioso regalo surgió una voz que dijo: "Si no se traduce
el poema al japonés poca gente se va a enterar de lo que dice, y es una
pena..." ¡Rediez! ¡Y qué verdad
tan enorme! Y las personas que forman el grupo a través del teléfono, e-mail y
demás maquinitas lo tradujeron. Yo había traducido de palabra, muy general,
dando la idea, pero me parece que la traducción ha quedado perfecta.
Abordemos ahora un intento de comentario al poema y
al cuadro.
Toro abrileño,
cerezo en flor.
El toro se está
preparando, no entremos ahora en cuestiones técnicas que nos llevarían muy
lejos, para salir a la plaza y morir. Aunque yo no sé si un toro de cuatro años
es joven, habría que saber cuánto tiempo vive un toro normalmente, a primera
vista, a primer oido, cuatro años dan la sensación de juventud.
Abrileño, abril, un mes explosivo de vida,de alegría,
de luz, de juventud. Todo se abre en abril. Se empiezan abrir las flores, la belleza
femenina, las plazas de toros.... y el toro joven se abre, viene de un mundo
ideal, la dehesa, quizá el Paraíso de las Ideas Platónicas, a morir en la
plaza. ¿Y el cerezo? Si bien el árbol en sí dura mucho
tiempo, las flores son cada año las mismas y distintas. Todo un año superando
fríos, calores, vientos, para morir en dos semanas. Estertor, vida que acaba en
un estertor, vida que acaba en una explosión, en un corte de respiración, en un
instante.
¿Qué fue tu amor?
Un suspiro del
viento. . .
Se terminó.
Escribí en un
poema, y en otro, ya mencionado:
Flor de tu boca
Instante
Entre dos
eternidades.
Abril nos trae a la
mente todo lo que empieza, todo lo nuevo, pero cuando nos queremos dar cuenta
no ha sido más que un instante, unos fuegos artificiales entre las dos
eternidades oscuras del antes y después de la vida. Un soplo. ¿Qué
son 80 años de vida en la eternidad del tiempo?
Sangre derramada,
pétalos al viento
de tu amor.
Pétalos al viento de tu amor: El toro, el cerezo,
sale, florece, está ahí.
El que observa siente que si el toro, el cerezo,
lucha, se entrega, no retrocede, merece todo el respeto, toda la admiración.
Han vivido una vida plena. Han dado amor, han bailado al aire del espectador,
han entregado su sangre, sus pétalos para el otro. ¿Habría
que hablar de pasión? El toro que no es cobarde, el cerezo que se entrega, son
dos apasionados, pero dos apasionados no de literatura romántica, dos
apasionados en el sentido de Pasión, tal vez cristiano. Son dos sacrificados que
no piden nada, pero lo entregan todo.
¿Puede el ser humano aprender algo de ahí? El mártir
cristiano, el samurai japonés, el padre de familia, la madre trabajadora que
primero cumple con su deber sin exigir ninguna recompensa, todos ellos, como el
toro, como el cerezo, derraman la sangre al viento del amor de los que les
rodean.
Alguien me dijo una
vez: El mundo actual tiene un problema grave. Todos exigen derechos, pero nadie
habla de cumplir con sus obligaciones.
Toro abrileño,
cerezo en flor.
El poema, sin pretenderlo, tiene un cierto aire de
cante flamenco.
Estocada del tiempo
para un resplandor.
El ser humano es un
ser para la muerte, o sea, que de morir nadie se libra. Y si hemos de morir, como
algo inevitable, darle sentido al tiempo de vida ¿no sería
más importante que desesperarse?
Los tiempos actuales, un tanto menguados de fe, no
importa que fe, le da importancia a la vida, a la vida física, a la vida material,
tienen terror a la muerte. No tanto a la
forma de muerte como a la muerte en sí.
Estocada del tiempo. Como el toro, como el cerezo, la
estocada viene, no sabemos cuando, pero viene. Para un resplandor. Este resplandor
no es el resplandor de los bienes y glorias y honores materiales y humanos. Es
el resplandor del instante de la muerte.
En el mundo hispano
siempre fue importante "morir bien".Una muerte bella que suponga en
ese instante la superación de todos los dramas personales, de todas las dudas,
un vaciarse de sí, para entregarse, evidentemente, a Dios.
En Japón, el
samurai invitado al seppuku escribía un poema donde resumía el sentido de su
vida. Había que "morir bien" enfrentándose a la Parca con serenidad
de ánimo. Es el "Momento de la Verdad" de la traducción japonesa. El
momento de la verdad de la vida no es el momento de más honor, sino el del
enfrentamiento con la muerte. Pero, claro, hemos desterrado la muerte de la
vida ... El toro, el momento de la muerte es el momento de la verdad. El toro
debe morir de una estocada, como la flor debe mejor caer de un golpe. Belleza de
la muerte. Dos palabras que en estos tiempos parecen contradictorias y además
de mal gusto.
Ojos que miran
alma que siente.
Quizás habría que
decir alma que ve, porque el ojo sólo es el transmisor hacia el alma de lo que
hay delante de la persona. El alma "ve", "see" inglés,
comprende, siente lo que el ojo mira.
Y aunque esa señora llamada Muerte venga, aunque el
cuerpo físico del toro, del pétalo, de la persona haya desaparecido, si esos seres
nos han dicho algo, han significado algo para nosotros ¿no
siguen viviendo en nuestro corazón? ¿No son la savia, la
sangre que nos alimenta , muchas veces más importante que la sangre, que la
savia real?
La vida, la plaza, el toro. Hace más de veinte años
que el toro forma parte de una de las corrientes de pensamiento que fluyen por
mi sangre.No es el toro en sí, es lo que significa culturalmente. De aquel
poema que pretendía romper las vías establecidas en la vida para todos, el rito
en definitiva de la vida ordenada a la manera más burguesa se ha pasado a éste
, que habla no de la vida física que sigue sus cauces casi inamovibles, ni de
la vida material, que tiene elementos inamovibles y otros modificables en función
de la voluntad, los deseos y una pizca de suerte, sino de un sentido más alto,
de un sentido más espiritual, si queremos llamarle así. Una interrogación por
el sentido de la vida o tal vez una respuesta a su gran misterio.
Tokyo 11-2-2001
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