BUDA O LA PACIENCIA
Los calores del verano
y transformaron
San Antonio bendito
en Buda sentado.
Hace
ya años se dejaron caer por estas tierras unos familiares. Nos movimos durante
diez días por aquí y por allí. En la zona de Tokyo, región denominada de Kanto,
aunque no he echado la cuenta, vivirán 40 millones de habitantes. Tokyo, Chiba,
Saitama, Kanagawa, Yokohama etc. Lo que quiere decir gente, gente, gente y más
gente. A las llamadas horas punta.... Mejor ser paciente.
Hay
una imagen quizá producida por el cine y no siempre real , de cierta violencia
verbal, a veces real en Occidente, por los choques por los desencuentros etc.
Por el contrario la imagen, general y estereotipada de Japón es la de la
tranquilidad, la calma, algo que quedó patente el famoso 11 de marzo de 2011,
con el terremoto de la región de Tohoku. Evidentemente ninguna de las dos es
completamente cierta. Pero sirva ese estereotipo para comentar el poema que hay
más arriba.
Ni
Occidente es tan “violento”, ni Oriente, Japón, tan “tranquilo”. Ciertamente,
si por estos lares el paisanaje no se tragara una y otra vez la alteración
nerviosa que le produce la asfixia de la excesiva acumulación de gente, si no
tuviera paciencia para doblegarse a tifones, terremotos, si no supiera esperar y
no supiera dejar que el tiempo pase para que pase el mal, lo negativo, sería
más que terrible. De hecho lo es. Muchas veces se habla de el sentido de
comunidad del pueblo japonés pero cuando a una persona cualquiera, una
imperiosa necesidad le viene encima, no hay sentido comunitario que valga. Yo
he visto, en tiempos en que se hablaba del famoso respeto a los mayores, a un
“caballero” bajar como un diablo las escaleras de una estación y arrollar
literalmente a un mayor, y si el hombre no se agarra a la barra de la escalera
para subir despacio, se cae para atrás y se mata. Le hubiera ocurrido como a
otro, que seguramente bebido, bajó las escaleras, se cayó y yacía boca arriba
en pleno rellano de la escalera con la boca hacia arriba y un charco de sangre
saliéndole por detrás. ¿Muerto? Tal vez, estaban esperando a que viniera la
ambulancia. El “caballero “ que corría quería imperiosamente tomar el tren que
ya estaba dando la señal de salida. ¿Comunidad? ¿O YO, YO, YO con cara de buena persona?
No
es mi propósito “maldecir”. Sirva simplemente como referencia concreta para
hablar de la paciencia. Las tecnologías actuales tienen dos caras. Por una
parte la velocidad que pone en contacto a las personas o a zonas muy alejadas
en poco tiempo. Eso, realmente es maravilloso. Un ejemplo ilustrativo. El 11 de
marzo de 2011 en Japón se produjo un terremoto de órdago. Hasta las
comunicaciones telefónicas con el extranjero quedaron casi cortadas. Fuí a la
estación para ver si el tren se movería para ir a trabajar. Imposible, y además
imposible comunicar con el trabajo. Vuelvo a casa y abro el ordenador, dos
mensajes preguntaban que cómo estaba. Aproveché para decirles que estaba bien
pero que en otros lugares horribles. Un par de horas, tal vez, otro mensaje
preguntaba si quería responder a una entrevista de un diario local. Por
supuesto. Ya lo había visto en diarios nacionales con fotos incluidas. Pero
viendo la hora y demás decidí escribir una especie de carta explicando mi
experiencia. A la una de la mañana de Japón del día 12 entró una llamada
telefónica. Yo ya había mandado al periódico mi comentario. Entre el comentario
y el teléfono hicieron un reportaje digno. El día 12 salió la noticia en
Córdoba, mi ciudad. Un hermano compró el periódico, escaneó la parte en la que
yo hablaba y me la mandó. ¡24 horas después del siniestro ya tenía mis palabras
en letra impresa! Quizá a un joven de 20 años le parezca normal, pero incluso a
la generación de los padres de esos jóvenes les resulta difícil asimilarlo sin
sorpresa. Esa es la parte buena de la cuestión, pero a esa parte buena, está
otra, que podemos considerar menos buena.
Acostumbrados
a esa velocidad en la clases de la universidad etc. los alumnos llevan
diccionario electrónico. Lo utilizan para buscar palabras. A veces el
ordenador, Ipod, Pad o como se llame se conecta al ordenador central de la
universidad y muchas veces conexión con otras universidades del mundo. PERO los
alumnos cada vez piensan menos, discurren menos, tinen menos imaginación, SON
IMPACIENTES, NO SABEN ESPERAR, y el resultado es la caida en picado en
conocimientos y deseos de estudiar. Son
las dos caras que yo veo en las tecnologías. Que conste desde aquí que no las
niego, pero sí digo que hay que saber usarlas y hay que saber ser pacientes
para obtener resultados.
Cuando
empiezo con un nuevo grupo de estudiantes siempre les pongo dos ejemplos: A
todo el mundo le gustan, en general, las flores. Por mucho que se quiera es
imposible acelerar el crecimiento de las flores. Desde la plantación de la semilla
hasta el florecimiento hay un tiempo más o menos variable, pero hay un tiempo.
Una mujer embarazada sufrirá con el embarazo o será más o
menos cómodo pero desde la concepción al nacimiento hay un tiempo, un tiempo de
esperanza y paciencia.
El
día en que fuimos a ver esta gran estatua de Buda, como una rayo luminoso me
inspiró....... La paciencia, la ciencia de la paz interior en función de los
deseos, en función de la espera etc. es
tan importante que si no existe nos desesperamos y eso en tiempos de Cervantes
significaba suicidio, palabra prohibida por las altas instancias.....
Hoy
día en Japón hay 30.000 suicidios al año. ¿Serán todos por falta de paciencia?
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